sábado, 18 de julio de 2009

He pensado mucho en un texto decente para iniciar mi blog; la verdad no sé si hablar de los niños de Angola o la situación precaria en el país (soy tan multifacética), de mis decepciones amorosas; que son tan múltiples y recurrentes como las visitas al dentista o simplemente de la nada.
Así mismo dejaría unas líneas en blanco que sean la suma de mi hastío, multiplicadas por lágrimas derramadas, concatenadas con los nombres de moteles e inversamente proporcionales a mi grado de sentimiento.
Resultado final: el amor no soportó, se me escapó de las manos, y el estimado Señor Z se fue de mi lado (¡de verdad lo siento!)
Pero bueno; después de todo uno siempre hace el ridículo alguna vez en su vida; como cuando eres niño y quieres saber que se siente besar; entonces sutilmente le preguntas a tus padres, pero te frustras cuando escuchas decir que esos no son cuestionamientos de niños decentes; triste, tomas tu leche caliente mientras ingenias la manera de resolver tu duda. Al día siguiente vas con tus amigos mayores y te dicen que lo que debes hacer es…
Y un buen día abres los ojos; te ves en el espejo besándote apasionadamente con tu reflejo, te separas de rápidamente de aquel y miras en todas direcciones buscando que nadie haya abierto la puerta, finges demencia y te peinas como si nada; aunque tu reflejo y solo tú saben lo que ahora se cocina entre ustedes. Uno nunca elige su destino pero si su muerte.
¡Vaya complejidad la del amor!

2 comentarios:

  1. El amor no se escapa de uno, sino al revés; y sí, uno escoge su muerte, lo malo es no recordarla cuando se debe.

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  2. ¡Matilda! Me parece que el amor debería ser como el beso, nadie sabe, quizá tu resultado final sea sólo el intento con el reflejo, un ensayo inconcluso, insatisfecho. Al final se aprende a besar, a tú manera, pero ya no necesitas preguntar qué es lo que se siente besar.

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