sábado, 6 de febrero de 2010

UN BILLETE EN LA CIGARRERA

Eso soy para ti, un pedazo de papel cortado matemáticamente, revestido con un color “lindo” según tu clasificación por tonalidades y texturas y con incrustaciones destellantes de falso brillo que se pierde al moverlo en dirección opuesta.
Aguardo en tu cigarrera el día de ser tomada como tu mecanismo productor de la felicidad infinita, del día en que nos contemplemos desnudos las necesidades y cara a cara nos digamos cuánto nos repudiamos el uno al otro; porque aunque me guardes en tu cigarrera de Carey, no disimulas la pena que te da tener consigo un trozo devaluado. Supongo que al principio pensaste que al toparte con un billete extratempóreo, poco a poco mirarías en él la belleza que lo hizo valer tanto en su época, que a pesar de tener algunas fisuras lo conservarías vaporosamente por ser de una serie limitada; y que era una buena inversión al pasar de los años; pero sucede que ha sido todo lo contrario; en tus momentos de pobreza no te ha mitigado el hambre, y te sientes impotente por no poder canjearlo en prematuros éxtasis. ¿La razón? Muy fácil, nadie quiere conservar además de ti tu billete roído, por que ocupa un lugar inútil en su cartera y además nada vale uno que lleva impreso en su delgadez un símbolo que indica baja denominación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario