domingo, 4 de octubre de 2009

ESPACIOS EN BLANCO

Tengo un sueño recurrente, uno en donde manejo un automóvil de ajena propiedad y placas con terminación setenta y cinco. No puedo mantener el control, de repente escucho tu voz; esa que tantas veces me dijo al oído versos tibios, sin embargo ahora me cuestionas sobre si hoy iremos a jugar o sobre si tal vez visitaremos a mamá al cementerio.

¡No me presiones! es demasiado para mi verla tendida en un espejo de lodo y sarcasmo, como me mira con sus ojos asesinos y llora por que no soy la misma de antes. ¿qué quieres que le diga, que me he convertido en una puta miserable que ofrece su amor al primero que jura no hacerle daño?

Deja de atormentarme, hasta tu sombra está empeñada en destruirme.

Bah, pendejadas y nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario