Polanco le dijo a Calac que muchos no pescaban lo de Yepes, sobre todo por el lado del Río de la Plata, estuario majestuoso.
-Si capisce- dijo Calac que amaba las lenguas exóticas.- Vos fijate que la misma cosa se podría mostrar de cincuenta maneras diferentes, pero batata que más de cuatro tampoco querrían entenderla. Yo agarré el boxeo porque me tira, pero ponele que sean un poema que empieza: todos quieren ir al circo/ para aplaudir al clown. La teoría- muy dialéctica, percátate- es que si no fueran no habría clown; en efecto, nadie avistó hasta ahora a un clown en medio del Sahara, o en el desolado ice pack de que tanto hablan en esa Hatteras. Ni decir entonces que ellos están dispuestísimos a ir l circo y suscitar dialécticamente al clown. ¡Vamos, música, luces, acción! ¿Pero qué pasa? Pasa que no hay clown aunque ellos estén allí amontonados para aplaudirlo o silbarlo, y cuando se dice clown también se podría poner héroe o ídolo o novedad bibliográfica o último gadget. Todos quieren ir al circo pero al llegar no encuentran al clown; entonces empieza lo Yepes, te das cuenta. Hay que ver cómo se enfurecen, un clown se debe a su público, un prócer a su patria, un poeta a su tierra, un hijo a su madre, esas novedades sensacionales. Todos quisieran ir al circo y que el clown estuviera por fin ahí bien enharinado. Lo reclaman a gritos, a columnas hebdomadarias, con posters y con cartas llenas de usted se debe a, nosotros aquí queremos ir al circo o al estadio o a la sala de conferencias y qué pasa, no hay clown, no hay conferenciante, de quién nos vamos a enamorar, con quién nos vamos a agarrar a patadas, las musas locales se enfurecen, que vuelva si es hombre, esto es un escándalo. Yo, que querés, le guardo un gran cariño a Yepes, pero no es culpa mía si al final alguien que no está ahí le rompe el alma.
-¿Vos no te estarás curando un poco en salud?- dijo Polanco.
-Eh, sicuro- dijo Calac.- A ver si vas a esperar que se te perfore el apéndice para ponerte la bolsita de hielo. Y otra cosa, che: no todos quieren ir l circo, no todos reclaman al clown a grito pelado. Yo estoy con esos comprendés, con los que necesitan del ídolo en persona porque de él tiene algo mejor y más cercano. En el fondo yo pienso que son ésos los que le rompen la cara a Yepes, uno no necesita ni siquiera estirar la mano. No somos nada, pibe, pero qué amigos tenemos.
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